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martes, 21 de agosto de 2012

En Memoria de Jaume Solà Vallès


En Memoria de Jaume Solà Vallès





El pasado 16 de agosto de 2012 nos dejó nuestro amigo Jaume, conocido por todos como “JAU”.
Tras una dura lucha contra la enfermedad del cáncer, descansó finalmente y ahora tiene su lugar entre las estrellas, en el cielo. Si os fijáis lo suficiente, podréis sentir todavía su presencia, a través de todos los que él amó, y a todos los que lo amaremos siempre.

El mejor amigo que una persona pueda desear tener, sigue y seguirá ahí, entre los más grandes.

Todo lo que diga y/o escriba aquí, quedará insuficiente para tratar de expresar la gratitud que ha supuesto para mi, que JAU haya pasado por mi vida.


Jaume ( JAU ) era particularmente lo más parecido a un hermano para mi.
 Recuerdo que cuando  empecé en la práctica del AIKIDO, ( que fue el nexo motor que nos  unió inicialmente)  la práctica era particularmente dura.( por lo menos en el dojo donde yo empecé ) .
Si bien es cierto que había tenido mis experiencias en el mundo de las Artes Marciales       ( Karate, Judo, Tae kwon do ) del AIKIDO  me atrapó la magia de la no resistencia, el "dejarse pegar" el “aceptar”.

Aquel dojo en  aquel momento estaba lleno de veteranos consumados que enfocaban su entrenamiento precisamente encaminado hacia su  propia evolución como aikidokas          

Recuerdo que los recién llegados tenáin que buscarse la vida y recuerdo también  ver hakamas por todas partes

Para más dificultad, he de decir que los compañeros eran particularmente duros. No decían una palabra, no daban explicaciones, hacían su técnica con relativo cuidado del uke y la sensación que uno tenía era que estaba ralentizando su práctica.
( Aquellas fueron mis sensaciones. Ciertamente después, con el entrenamiento, descubrí que aquella práctica precedía realmente a otra aún más dura.)

Recuerdo de una manera nítida, como uno de los sempais, sin mediar palabra, mediante insinuaciones, movimientos sutiles, lograba corregir mi posición, mis agarres, incluso me enseñaba claramente lo inútil de mi resistencia.  Éste personaje era JAUME.
No se limitaba a hacer sus técnicas, sino que además, trataba de enseñarme despojado de toda clase de vanidad y  con gran prudencia y respeto. JAUME era un aikidoka que entendía perfectamente el concepto original del Aikido, como el Arte de la Paz. ( No así otros compañeros, que focalizaban su práctica en otro tipo de instante de evolución más enérgica )
JAUME era un sempai veterano que sabía medirse y adaptarse a cada uke.

Por aquel entonces, muchos acudíamos a entrenar con él cuando estábamos cansados, o bien habíamos padecido en nuestras carnes las prácticas enérgicas de otros sempais más bien duros. JAU era como un refugio, una tregua, un lugar dentro del dojo donde retomar el aliento.
Esto fue así durante mucho tiempo, incluso todavía hoy hay veteranos que piensan que JAU practicaba un Aikido “suave”.

Tardé unos años en darme cuenta que precisamente el Aikido “suave” de JAUME no era aquel oasis en el desierto al que acudíamos. Llegó un momento en el que JAU empezó a mostrar salidas más complicadas, resistencias más persistentes, y ausencias más evidentes.  Así fue como con algo de tiempo, comprendí que precisamente JAU había estado enseñándonos, y lo había estado haciendo desde hacía años y ahora nos pedía otro tipo de trabajo.

JAU nos vio novatos, ( vio lo evidente ) pero  incluso midiéndose con sempais veteranos, jamás mostraba fuerza, jamás resultaba violento y tenía la cualidad de hacer resalaltar  los errores de los demás sin caer en la soberbia.

Además JAUME como persona culta y cultivada , se aplicó igualmente en el marco del  mundo del Aikido.
Hoy en día no existen muchas personas que hagan por evolucionar su entrenamiento físico y cultivar su mente con la lectura de maestros de Aikido y /o libros / temas relacionados a la par, o bien que estén dispuestas a aprender por partes iguales de diferentes maestros.

Recuerdo también que nuestro compañero y amigo JAU también daba clases, a las que acudíamos cuando nos era posible, donde  permanecía mostrando conceptos difíciles de comprender por nosotros puesto éramos menos aplicados, o bien , no traíamos con nosotros el mismo “camino” que él ya había recorrido.
Estábamos en otra fase de la evolución del camino.

Recuerdo asimismo como JAU me ayudó a comprender a otros maestros, indicándome las sutilezas de sus movimientos, y las aplicaciones de sus técnicas, allá donde mis ojos no alcanzaban ver ( JAU me enseñó a “ver” ).
Esta es una de las cosas que más le agradeceré siempre. El no juzgar a nadie por “trabajar” de una manera diferente.



Nuestro compañero JAUME se mostraba siempre como una persona capaz de adaptarse a cualquier entorno,cualquier circunstancia, y  era capaz de adaptarse también  a cada persona también en la vida. Ésta era una de sus grandezas. Por eso todos conocemos a muchos JAUME´s  y a un único JAUME al mismo tiempo.
Era capaz de camuflar sus conocimientos, educación y cultura, para mostrarse vulgar si el entorno así lo requería. Una de las personas que más casaba el AIKIDO con su vida cotidiana de las que he conocido. Y he conocido a varios personajes ya, créanme.

Nunca entraba en conflicto, aceptaba las cosas según venían.
Recuerdo que yo hace unos años estaba en la tesitura de querer dominar los elementos de mi vida. Como si tuviera que “fabricarme” mi propia suerte.
JAU me enseñó a aceptar las cosas tal cual discurren y a seguir con mi intención primera a la vez, si así lo consideraba oportuno.

JAU fue, dentro y fuera del dojo, una persona excepcional. Una persona capaz de entrar y salir de cualquier conversación y además con la capacidad de hacerlo con nota.
 Era aquella persona que podías  llevar donde fuera.
Un AMIGO con mayúsculas, que estaba contigo a las verdes y a las maduras. ( de esto tampoco abunda ya )
JAU era el mejor compañero en el campo de batalla porque era capaz de hacerte ver tus propios fallos, tus carencias. Capaz de hacerte ver los fallos de los demás y capaz de analizar cómo derrotar a cada circunstancia como salir airoso, como alcanzar el éxito de una manera pulcra, sana y  eficiente.

JAU empezó a postponer la práctica del AIKIDO por los problemas relacionados con su enfermedad y esto era algo que tal vez no quiso hacer demasiado público, por no querer preocupar en demasía a sus amigos. Recuerdo que yo empezaba entonces a dar clases y tenía dudas en ocasiones. Tampoco soy de las personas que busquen ayuda rápidamente, porque prefiero ver si soy capaz de dar con la solución o algo próximo a la solución por mí mismo. Pero a veces, no lograba salir del bucle de las dudas.
Entonces le llamaba por teléfono y me las resolvía al acto. En el mismo instante. Ello me hacía consciente de cuán pequeños eran mis conocimientos y del maestro que tenía delante. No muchas personas fueron conscientes de ello, por eso quiero especialmente dejarlo escrito aquí.




JAU siempre animó a todos los que los rodeaban en cualquier empresa que se quisiera emprender.  Incluso ayudaba en las dificultades, siempre desinteresadamente.
En ocasiones escuchaba a compañeros que tenían que reorganizar el sistema de su trabajo, ( almacenes, mercancías, etc )  o bien se veían en situaciones  de las que no sabían como salir, y recuerdo como JAU siempre tenía una sugerencia adecuada  y respetuosa para ello.
Personalmente tuve un trabajo que me hacía viajar muy a menudo y nos llamábamos con frecuencia. No importaba la distancia ni el tiempo que hacía no que no nos veíamos, él estaba siempre ahí, y me dejaba al colgar con un sentimiento de estar  siempre en casa, estuviera donde estuviera.

JAU era una persona generosa, lo compartía todo contigo. Y cuando se ofrece todo, sin tener de todo, es cuando la generosidad se muestra más cristalina.

JAU era una persona con una sensibilidad excepcional. En ocasiones la ocultaba, pero los que lo conocimos , sabemos de su capacidad de transmitir y emocionar.



JAU era también una persona enteramente reflexiva, pero entendía el aquí y ahora, y así lo aplicaba cuando la situación lo requería. Y lo hacía con una determinación que por ejemplo yo mismo no poseo.




A la vez, lo que  hacía, lo hacía  siempre con una gran capacidad de transmitir quietud, calma, sosiego, paz. Era capaz de llevarte  “a su lugar”.

Ya enfermo, JAU no siempre respondía las llamadas cuando los compañeros querían saber de él, pero esto es algo que debe comprenderse, dada la magnitud del desgaste de su lucha. Siempre animé a los compañeros a que se esforzaran en mantener viva la llama de la amistad.
Personalmente,  incluso yo debí haber estado más a su lado en cualquiera de sus momentos. Yo pasé también por momentos complicados, pero no son excusa, ( lamento , hermano que no hayas conocido a mi hijo en persona, pero lo arreglaremos, no te preocupes )

JAUME siempre tenía, una palabra de ánimo para los demás, olvidándose por completo de sí mismo. La gran entereza  y fortaleza mental, no ligaba con la enfermedad que minaba su cuerpo, y fue siempre consciente de todo lo que le rodeaba, y de sí mismo.

Respecto al Aikido, me consta que estaba bastante centrado y que jamás lo abandonó. Inició un blog que se llama aikidodesdeelladooscuro.blogspot.com, y estuvo ligado durante todo el tiempo a una práctica mental y al estudio de la energía. Se cultivaba y se aferraba al Aikido como un método para olvidarse de sí mismo, además con algo que formaba parte de su vida.

No hace falta irse a Japón o seguir a un maestro consagrado o a un alto grado de AIKIDO cuando en ocasiones, tenemos a grandes maestros más cerca de lo que imaginamos.
 Éste era el caso de JAU.


En ocasiones esto ocurre con la amistad también, nos perdemos a los grandes amigos que pasan por delante de nuestras vidas porque no estamos pendientes.
Yo tuve la suerte de que ambos supimos vernos y querernos.


Amigo, compañero, hermano.


Allá donde has ido, allá donde vas y allá donde estás yendo , sé que ya estás haciendo por cuidar de cada uno de nosotros como tú solías hacerlo.