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lunes, 30 de diciembre de 2013

2013-2014

Queridos amigos, ciertamente ha pasado un año más y nos preparamos para encajar y / o disfrutar de  los devenires del próximo en unas horas.
En muchos aspectos, mayoritariamente dentro y fuera del contexto del AIKIDO; la vida que cada uno de nosotros vivimos, es en ocasiones la misma, pero existen matices muy íntimos, que hacen que, aunque compartamos el entorno, tengamos una profunda sensación individualista. Quisiera dedicar unas líneas a estos y otros conceptos.



Esto es algo que sucede con relativa frecuencia en el propio AIKIDO. Aunque todos asistamos a la misma clase, curso, seminario, etc, en ocasiones, hay sensaciones que tan solo somos capaces de vivir por nosotros mismos. Hemos hablado en este blog de este concepto anteriormente, y de como hacer por "estar" en las clases, algo muy parecido al concepto de "dejar pasar los días vs. pasar por los días".


Este 2013 ha sido un año lleno de cursos, exhibiciones, seminarios, donde todos hemos intentado progresar de la manera adecuada. Huyendo como de la peste de conceptos durante la práctica tipo autoritarios como "MAL, INCORRECTO, NEFASTO,NO!", que no nos llevan a ningún sitio, hemos intentado mantener el deseo por aprender, y por sentir. Nos hemos dejado seducir de igual modo, y hemos aumentado nuestro rango de sensaciones, hemos depurado parte de nuestros defectos e intentamos mantener siempre una actitud abierta. Intentamos con nuestra práctica, por resumirlo de alguna manera : "AMPLIAR", "CRECER".
No buscamos, ni frustrar, ni seguir a nadie ciegamente, ni imponer, ni nada parecido.



Dicho sea de paso, es verdaderamente complejo no caer en el terreno de lo correcto y/o incorrecto, ( también hemos hablado de esto en ocasiones en este blog) pero sinceramente mi apuesta gira en torno al campo sensitivo en este aspecto. Y creo que en general debería jugar con la seducción del aprendizaje y la evolución interior. Es por ello que en muchas ocasiones, algunos conceptos e ideas, necesitan de su tiempo dentro de nosotros, como si se tratase de una cocción preliminar.



Es quizás, el campo de las sensaciones el que precisamente busca un balance de niveles, sin importar la experiencia o el grado. Son estas sensaciones las que nos hacen vibrar, desear, y las que avivan nuestro deseo de aprender y nuestro deseo de transmitir.

Ciertamente, es el contínuo trabajo y el replanteamiento constante de lo aprendido es  lo que hace que nuestro hacer vaya puliéndose, y que vaya adaptando los conceptos que nos parecen plenos, satisfactorios, resolutivos, sensitivos. Saber además, captar aquello que "vale la pena", o "que contiene mensaje" aunque no seamos capaces de entenderlo plenamente, para preparar nuestra mente hacia "ese camino futuro".


No muchas personas son capaces de auto-chequearse de este modo, porque esto supondría poner en duda el camino que han hecho, y "la duda es enemiga de la seguridad", aunque, si se me permite, yo creo que es precisamente el camino contrario lo que nos conduce hacia cualquier cosa que tenga que ver con "seguridad", es decir, la experimentación contínua de diferentes formas y métodos, es, a mi juicio, lo que de algún modo, nos da una referencia basada en la propia experiencia, las propias sensaciones.




Porque, dará igual que nos digan el camino que debemos seguir o las sensaciones que deberíamos sentir, somos nosotros los que experimentaremos. Y además sea cual sea el mensaje deberá pasar por nuestro "filtro" y este a su vez, como parte de nuestra manera de ver y entender la vida, es cambiante contínuamente.


Con lo que quizás la manera para saber que estamos yendo en una dirección acertada es sencillamente la práctica y la búsqueda.  Contínuamente, sin imposición, sin meta, por placer,por crecer.

Es por eso que en muchos aspectos, y no es la primera vez que lo digo, el AIKIDO te devuelve todo lo que tu le das, y en muchas ocasiones, multiplicado, ""AMPLIADO" ( que decíamos antes ) porque en ocasiones te conduce hacia excelentes personas, maestros, y te abre el campo de las sensaciones a través de la experiencia en primera persona de una manera que solo la práctica contínua es capaz de transmitir.

Es por eso que hay alumnos que van y vienen, haciendo de su camino, algo realmente difícil de descubrir precisamente por ellos mismos. A veces hay dificultades, trabajos, compromisos, família, etc, pero creo que una vez descubierto el propio camino, se establece un compromiso. No con el AIKIDO, si no con uno mismo respecto al AIKIDO. De una manera íntima, limpia, pura.






Y esto es algo que he tratado de exponer siempre, si pudiéramos expandir éste mensaje del AIKIDO más allá, y las personas estuvieran dispuestas a escucharlo, seguramente, este sería un mundo mejor.
Precisamente porque en muchos aspectos, es más justo que la propia VIDA; que no siempre te devuelve todo lo que le das. EL AIKIDO SÍ.



Recuerdo que hace 10 años o más, leía libros de AIKIDO  y encontraba  frases como " El AIKIDO ES EL ARTE DE LA PAZ", o "EL AIKIDO AYUDA A SER MEJORES PERSONAS", o "EL AIKIDO ES UNO CON EL UNIVERSO", y me decía, "no sé qué clase de alucinación tienen estos del AIKIDO", pero vamos...



Como decía, esto ocurría antes, hace más de 10 años, que leía y  no lo entendía. NO digo que ahora lo entienda, pero sí que estoy más cerca de entenderlo, estableciéndose una analogía sobre lo que comentaba antes respecto a lo que el AIKIDO te da si tu le das, sobre lo de seguir las sensaciones aunque uno no las entienda plenamente,etc



La transición entre el "Arte Marcial" y la "Vía" ( como "CAMINO") se da en un momento inconsciente si la práctica es constante, y toman significado relevante, todos los libros que habíamos leído y no entendíamos, todos aquellos maestros a cuyos seminarios / cursos habíamos acudido y no habíamos comprendido, etc.

Imagino que la práctica contínua nos acerca a un momento de la práctica, ya inmiscuidos en el DO; de pleno en él, jugando e impregnados de él,  que no nos hace tener especial atención de la técnica, nuevamente centrándose en las sensaciones, y en un crecimiento personal e individual. Como decía Musashi en "el libro de los cinco anillos" : " esto es difícil de entender, debe meditarse detenidamente".


Habiendo pasado un año ya, estoy satisfecho, como decía, por la evolución de cada uno de nosotros, aunque quizás en algunos casos los compromisos eludibles han estado manejando demasiado el tiempo de cada uno de nosotros, aunque no obstante, eso es algo que nos ha obligado a crecer fuera de la práctica diaria. Llegado a este punto, quizás no podemos entrenar todo lo que desearíamos!

Y este es un buen ejercicio para todos, ya que llegado el momento, este compromiso permanece día a día. NO descuidemos, como han hecho y hacen algunos alumnos que han estado impedidos o lesionados, o limitados por el horario por eventualidades, practicar el MITORI KEIKO, es decir, acudir a observar la clase, lo que será siempre mejor, que no acudir a clase.


De un modo u otro, el compromiso se da sin compromiso consciente. Primero supone un esfuerzo, después se hace por el propio grupo y/o los compañeros, y finalmente se hace para superarse y/o pulirse uno mismo.

La práctica, debe ser algo agradabe para todos, satisfactoria y plena. Es por ello que es responsabilidad del instructor y/o los sempais más veteranos velar por la seguridad de las personas que empiezan. Una mala caída, una presión excesiva en una técnica determinada, es lo que hace que muchos aspirantes a alumnos no progresen más allá de una o dos clases. Atendiendo a estas personas que hacen su primera clase, cada uno de nosotros, trabajamos en la dirección adecuada, puesto, trabajamos nuestra empatía y nos vemos en la tesitura de transmitir lo que se supone que "hemos asimilado" con lo que tenemos un reto delante de nosotros ante cada nueva persona. Es a la vez, transmisión y autoanálisis.




 Por místico y/o mágico que resulte, el propio AIKIDO contiene un mensaje que cada uno debe descifrar, que cada uno debe descubrir, y que va mucho más allá de grados, técnicas específicas, etc.

El momento de la evolución individual, en contraste con su propio fondo, es lo que determinará las sensaciones durante la práctica, y a la vez, fuera de ella. Estar siempre dispuesto a observar, risueño como un bebé que descubre cosas nuevas a cada instante, debe ser, en mi opinión, una senda y/o orientación a seguir.